El Terremoto de Lisboa en 1755: Un Desastre Natural que Cambió la Historia

El terremoto de Lisboa en 1755 fue un evento catastrófico que sacudió la capital portuguesa el 1 de noviembre de ese año. Con una intensidad de 9 en la escala de Richter, este desastre natural dejó una profunda marca en la historia de la ciudad y en la memoria colectiva de sus habitantes.

“A veces, la naturaleza nos recuerda su poder con eventos que cambian el curso de la historia. El terremoto de Lisboa en 1755 fue uno de esos momentos que dejaron una huella imborrable en la ciudad y en sus habitantes.”

El Caos y la Devastación

El terremoto de Lisboa duró aproximadamente cinco minutos, pero fue tiempo suficiente para causar una gran destrucción en la ciudad. Los edificios se derrumbaron, las calles se abrieron en grietas y las piedras caían de los muros. Sin embargo, el verdadero caos comenzó cuando el incendio se desató.

Las velas y braseros encendidos en las casas provocaron un fuego descontrolado que se extendió rápidamente por toda la ciudad. Las llamas devoraron los edificios y las calles, dejando un paisaje desolador a su paso. La destrucción fue tan grande que se perdieron importantes obras de arte y miles de ejemplares en la Biblioteca Real, además de otros edificios emblemáticos como la Real Casa de la Ópera y la catedral de Santa María.

La Huida a Lugares “Seguros”

Ante el caos reinante, los ciudadanos de Lisboa buscaron refugio en la playa y en las colinas cercanas, pensando que serían lugares seguros. Sin embargo, la naturaleza tenía otros planes. Una ola gigante, casi veinte metros de altura, barrió la playa y penetró en la ciudad, destruyendo todo a su paso. Esta inundación causó aún más muertes y devastación, sumando más tragedia a un día ya de por sí fatídico.

Se estima que alrededor de 90.000 personas perdieron la vida en el terremoto de Lisboa de 1755, una cifra impactante considerando que la población total de la ciudad en ese momento era de aproximadamente 300.000 habitantes. La familia real fue una de las pocas afortunadas, ya que se encontraban en una zona menos afectada y lograron sobrevivir al desastre.

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Las iglesias, que solían ser refugio para muchos en tiempos de crisis, se convirtieron en trampas mortales. Los techos se derrumbaron sobre los fieles que buscaban protección, causando la muerte de muchas de las víctimas del terremoto.

La Reconstrucción de Lisboa

Después del terremoto, la ciudad de Lisboa quedó en ruinas. Sin embargo, la resiliencia y determinación de sus habitantes los llevaron a embarcarse en un proceso de reconstrucción sin precedentes. La familia real decidió vivir fuera de la ciudad mientras el palacio real era reconstruido, y el Marqués de Pombal asumió el liderazgo en las labores de recuperación.

El Marqués de Pombal implementó medidas drásticas para asegurar la recuperación rápida de la ciudad y evitar nuevos desastres. Ordenó al ejército rodear la ciudad para impedir la huida de los hombres sanos, se extinguieron los incendios y se recuperaron los cuerpos de los fallecidos para enterrarlos rápidamente. Además, se levantaron patíbulos para ajusticiar a los saqueadores y mantener el orden en medio del caos.

La zona más afectada, conocida como Cidade Baixa, fue reconstruida y pasó a llamarse Baixa Pombalina en honor al Marqués de Pombal. Se crearon los edificios pombalinos, diseñados específicamente para resistir terremotos, con estructuras de madera y hierro que permitían una mayor flexibilidad frente a los movimientos sísmicos.

La reconstrucción de Lisboa fue un proceso sorprendentemente rápido. En apenas un año, la ciudad comenzó a renacer de sus cenizas gracias a los tesoros traídos de las colonias portuguesas en Brasil. Estos recursos permitieron financiar la reconstrucción y dotar a la ciudad de nuevos edificios y monumentos que se han convertido en símbolos de la resistencia y la resiliencia de Lisboa.

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El terremoto de Lisboa en 1755 fue un desastre natural de proporciones épicas que cambió el curso de la historia de la ciudad. La combinación del terremoto, el incendio y el tsunami dejaron una huella imborrable en la memoria colectiva de sus habitantes. Sin embargo, la reconstrucción rápida y eficiente liderada por el Marqués de Pombal permitió que Lisboa renaciera de sus cenizas y se convirtiera en una ciudad más fuerte y resistente. El terremoto de Lisboa de 1755 es un recordatorio de la fuerza de la naturaleza y de la capacidad del ser humano para sobreponerse a la adversidad.

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